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18 enero 2011

FUNESTO DÉJÀ VU

Cuando me contaron esta historia no pude menos que quedarme perpleja, y es que esta crisis (que se está haciendo muy larga) está causando traumas severos en los adolescentes.

Pedro, es un albañil de 46 años que ha trabajado toda su vida. Tras el paron en la construcción se quedo sin trabajo y pasó a ser un desempleado de larga duración.
El caso es, que Pedro, no quería convertirse en un NINI , ya sabéis , ni estudio ni trabajo, y como lo del curro está realmente jodido en España, decidió volver a estudiar.
Su magnifica ocurrencia fue hacer un módulo de grado medio en el mismo instituto donde su hijo Raúl cursaba sus estudios, y a partir de ese momento le invadió un terrible Déjà vu. 

Comenzó a ir a clase con cierta timidez, pero se encontró que en su aula, además de chavales en plena edad del pavo, también había padres en plena edad del cangrejo. Padres que vuelven  a los diecisiete, en un extraño caso de regresión adolescente.

Los progenitores hicieron piña, y como una epidemia que se extiende sin remedio, comenzaron a cambiar sus hábitos indumentarios, perdieron la madurez y les entraron unas ganas exigentes de revivir una época ya vivida.

La mayoría no pudo cambiar el estilo de su peinado ante la ausencia del pelo necesario para ello, creando una frustración que se hizo evidente en  la transformación de su vestimenta.
A Raúl casi se le salen los ojos de las cuencas, cuando vio llegar una mañana a su padre con unos vaqueros dos tallas más pequeñas, de esos que marcan paquete irremediablemente y que provocan esterilidad, aunque a su procreador tales consecuencias le traían sin cuidado, dado que ya se había hecho la vasectomía el día que su hija exigió un anillo vaginal, porque la relación de dos meses con el clon acnéico de Justin Bieber había llegado al estado de enamoramiento verdadero y profundo.
No contento con esto, encima de su camisa de manga larga acomodó como pudo una desgastada camiseta de los  Ramones, que dejaba en evidencia el inexorable paso del tiempo en su abdomen ahora abultado.
Raúl quiso morir literalmente cuando su padre pasó a su lado saludándole con una sonrisa de oreja a oreja, diciéndole que flipaba con el frio que hacía.

Estos desajustes temporales, paralizadores de neuronas que aún conservaban algo de sentido común, se fueron agravando con el paso del tiempo.
La mezcla de lenguaje ochetentero con una jerga actual, daba pie a situaciones  que hacía que los hijos de los infectados, sufrieran tortícolis dolorosas de tanto mirar hacia el suelo ante la inminente llegada de padres enajenados.
Hay que ser realistas. Vale que haya padres modernos y enrollados, pero padres que hace un mes jugaban la partida y criticaban sin piedad los pantalones culeros de sus hijos, se pasearan convertidos en una explosiva mezcla generacional….bueno, eso debe doler.

Ante el nuevo estado de gracia plena en el que se encontraban nuestros nuevos estudiantes reconvertidos, no se les ocurrió otra cosa que recordar  sensaciones a través de sustancias comunes pero legalmente prohibidas. Vamos, que dedicaban los recreos a fumarse unos porritos, escondidos tras sus fachadas de hombres adultos.
Me puedo imaginar al pobre Raúl, que por entonces ya había tenido dos sesiones con la psicóloga de su instituto, cuando vio a su padre en un estado de risa boba, pidiéndole a su amiguete que se hiciera otro porque todavía les quedaba tiempo antes de oír el timbre.

Aquel chaval no era un chivato, pero  como la situación se agravaba cada vez más, decidió hablar con su madre para que tomara cartas en el asunto.
La mujer, que ya estaba contagiada de esta felicidad conyugal, decidió ir a ver lo que pasaba con sus propios ojos. Como excusa el día que apareció por el recinto educativo, alegó que le traía la merienda, y armada con un bocadillo de chorizo se plantó allí a la hora del recreo.
Raúl, nervioso y con evidentes síntomas de ansiedad, se puso a buscar a sus padres con la esperanza de que su madre hubiera hecho entrar en razón  a un padre totalmente desconocido para él.
Para calmarse se había bebido tres coca-colas en quince minutos, y como no hay vejiga conocida que soporte tal presión, se dirigió corriendo a los baños.
Mientras descargaba el líquido sobrante, oyó gemidos y  frases inconexas.
-No pares Pedro…
-Te voy a echar el mejor polvo de tu vida…

Paralizado ante el reconocimiento de las voces, no pudo salir corriendo, por lo que fue testigo de cómo la puerta se abría con violencia, y sus padres caían al suelo enredados.
Su madre yacía sobre las baldosas con unas bragas de encaje entre las manos, y su padre la  aplastaba enfundado en unos vaqueros que no había logrado llevar más allá del principio de sus caderas.

Bajar a los padres de los altares y descubrir verdades universales, así, de golpe, puede ser muy, muy contraproducente.
Aquel chico seguro de si mismo, tenía los ojos anegados de lágrimas, como aquel día que descubrió que los Reyes Magos eran los padres. En ese preciso instante había caído el mito urbano sobre el sexo entre progenitores. Los padres solo lo han hecho para tener hijos, porque ¿cómo es posible que haya sexo pasados los 30?
Puajjjj, los viejos no hacen eso.
Pues sí mi querido Raúl, los padres lo hacen y lo hacen incluso estando tú en casa.

La humillación no acabó ahí. La hora del recreo había llegado a su fin. Un tropel de jóvenes se dirigían hacia las clases ansiosos por usar el baño.
El panorama era desolador. Sus padres intentando levantarse, Raúl dándose de cabezazos contra el lavabo, más de veinte chicos agolpados en la puerta y la directora  del centro hiperventilando ante semejante escena.
Se puede decir que ese fue el punto de quiebre para Pedro, que de golpe y porrazo recordó su edad actual.

Las consecuencias de esta locura temporal afectaron a toda la familia. La benjamina, afectada por  su reciente ruptura y por el escándalo que se formó en la ciudad, se transformó en una EMO de tendencias suicidas. Raúl sigue en terapia negándose a crecer. Mari, la madre, se lo pasó todo por el forro, y se aficionó al sexo en los baños públicos con su marido. Pedro, harto de las bromas de sus compañeros de mus, trasladó a todos a otro barrio donde encontró trabajo como camarero, poniendo como condición que al cierre de la jornada su mujer iría a ayudarle a limpiar los aseos.

Y esta es la historia de la que ya nadie se acuerda, ya que el colegio ahora hace entrevistas exhaustivas a los padres que quieren volver a estudiar.


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7 comentarios:

Cuquisev dijo...

jajajajajajajajajajajjjajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajjjajajajajajajajaja

*tirá en el suelo,enjuagandose las lagrimas...y decidiendo si tira los papeles de la matricula que ha recogido del instituto de su hija hoy de mañana...*

Seguramente me recuperare algun dia de esa imagen que has descrito......jiji

Ya dejare comentario,cuando lo haga.Kissis.

alex dijo...

Bueníiiiiiisimo, al leer esto yo tambien he tenido un Dejá Vu, acordandome de aquel sábado que por causas ajenas a mi voluntad, no me dejaron entrar a una disco y volví a casita, por supuesto bastante antes de la hora prevista, vaya pilladita a los papis, jiji, tras la consiguiente risa, mi padre muy tieso me puso de patitas en la calle y me castigo un mes sin salir por no llegar a mi hora. Genial como siempre Elo.
Alex

Unknown dijo...

Debe ser terrible compartir patio de estudios con tus padres, XDDDD

Yo no puedo decir que sienta un Deja Vu cuando entro en las clases -aunque yo como profesor- ya que nunca he dejado los vaqueros ni las camisetas llamativas. Una de mis preferidas es la de "no me preguntes, leete el manual" :D Me intereso por las nuevas tendencias culturales (?) pero no me preocupo por mezclarme demasiado entre los muchachos; al fin y al cabo yo tengo ya mi edad y eso no me lo quita ni un piercing en el prepucio.

Siempre es un placer pasar un buen rato contigo Elo
凸(^_^)凸

isolde dijo...

Jaja según leía no he podido dejar de reír,genial Elo y me tiemblan las canillas solo de pensar en compartir patio con mis hijos...jaja y volver a aquella época, quita quita que yo ya también tengo una edad. Besos corazón.

Anónimo dijo...

Muy bueno Elo como siempre, me duele todavía la barriguita de lo que me he reido. Ainsss que tiempos aquellossssssssssss, que recuerdos... JAJAJA.
Volvamos a ser malotes.
besos corazón
Lou

Rony dijo...

Diosssss, sencillamente genial,... en pocas ocasiones tengo ataques de risa pero esta es una de ellas... Elo planteate dar clases de "risoterapia" online, que yo me apunto. Besos

Abril Ansurez dijo...

Me encanta haceros pasar un buen rato, que reírse es muy beneficioso para la salud :D
Marcos,jajajaja, si los piercing quitaran años habría miles de prepucios agujereados XDDDDD

Besos