Es mi mes favorito. Es verano, en el cumplo años, y siempre, siempre, me han pasado cosas buenas... Hasta el 2010.
Me he convertido en una triste, en una triste de coj...perdón de melones. Y yo, no soy así.
Por lo tanto, he decidido aplicar cambios: Vidilla para el blog (mejorará, es provisional), cambio de look para mi perfil (demasiado melancólica la anterior ) y pasarme todo por el forro al grito ¡que les den a todos!.
¿Este cambio? Muy sencillo. Fui de boda, y evidentemente no salió bien.
Lee, lee y verás lo surrealista que a veces puede ser mi vida....
CRÓNICA DE UNA BODA ANUNCIADA
Te avisan con un año de antelación para que vayas ahorrando, porque ahora ir de boda te sale por un ojo de la cara, y si al menos es alguien muy cercano, vas con otro espíritu.
Pero cuando es un compromiso de un familiar de tu otra costilla, del que casi no conoces ni el nombre...¡Ay!
VIERNES
Hago las maletas y espero a que mi marido venga de trabajar.
Ignorante de mí, pienso que saldrá pronto y que llegaremos a una hora prudencial.
20:00, 21:00, 22:00, 23:00, 23:30...¡ring, ring!
-¿Dónde estás?
-Se han complicado las cosas, llego en diez minutos...
-Vamos, vamos ¿No ves la hora que es?
No, no me había dado cuenta , las cuatro horas que llevo esperando se me han pasado volando.
Salgo disparada, pero en mi camino se interpone el puto sofá.
-Joder, joooder...! (reproduzco lo más suave que dije ante la mirada atónita de mi familia)
Por segunda vez, me he roto el dedo meñique de mi pie. El dolor me llena los ojos de lágrimas, pero no hay tiempo de lamentarse.
-Ya te lo vendarás en el coche, tampoco es para tanto...
-Yo cojo las maletas y tu al niño.
Cojeando llego al angelical niño que duerme espatarrado, lo voy a coger en brazos.....¡joder! (otra vez). Un tirón recorre mi espalda dejándome medio doblada. En ese momento me descubro una nueva habilidad:puedo formar una frase con un solo verbo, un par de artículos y más de quince tacos .
Bajo las escaleras como puedo, y llego al coche, que por supuesto no está en la puerta, faltaría más.
-Toda la tarde en casa y todavía tengo que esperar por ti.
¿Y esos dos se van a casar? Si pudiera correr (que no es el caso) saldría disparada y no pararía hasta llegar a Tombuctú, pero entre la espalda y el dedo, me meto dócilmente en el coche y no digo ni mu.
Parada en la gasolinera. Me he vendado el dedo en movimiento y con el cinto puesto,me he tenido que agachar, y por un momento creo que voy a quedarme así de por vida.
-Tienes que salir a pagar
-No puedo moverme
-No traje la tarjeta...y cómprame un bocata que no he cenado, y algo de beber...
-Mamaaaaa, quiero un chocolate caliente (jodio niño, ya se despertó)
Con un balanceo de caderas nada sensual y medio encorvada hago acopio de enseres y vuelvo al coche. En movimiento de nuevo.
El chocolate es de esos que tienes que agitar para que caliente, con dos anillas como las de las latas. Leo las instrucciones que están en alemán. Tiro de la argollita.....el chocolate aterriza en mi vestido, en mis manos , en mi ropa interior y chorrea por mis piernas. Me las apaño como puedo y tiro de la siguiente quedándome con ella en la mano.
Mi marido se enfada, el niño llora y yo me tomo dos ibuprofenos que es lo único que tengo.
2:30, por fin llegamos.El vestido está duro como una piedra, mi ropa interior también , tengo los muslos pegados , el dedo morado y la espalda doblada, pero mañana voy de boda.
SÁBADO TARDE
Hace una hora que estoy arreglada, pero como el cosmos es así, acabo vistiéndome a la carrera y llegando tarde a la ceremonia.
Entro por la puerta de la iglesia palpándome el culo, ya que no estoy segura de haberme puesto las bragas. No hay sitio así que me siento al final.
La iglesia no es tan grande ¿porqué no veo nada?
Respuesta: Tres "jovencitas" me tapan la visión con sus moños descomunales adornados con flores y plumas. Ya se porque sus bolsos son tan pequeños, lo que necesitan lo llevan guardado en el pelo.
Paso toda la misa balanceándome de un lado a otro, intentando buscar un hueco. Mala idea. Cuando me tengo que levantar mis lumbares dicen que leches. El señor que tengo detrás, no sabe nada de mi odisea, y al ver que no me levanto en los momentos indicados, me considera una hereje, y no se corta un pelo en decirme en voz alta la poca vergüenza que tengo.
Quiero que acabe la misa, y el día, y la semana, y el mes... ¿Cuánto falta para el 2011?
Muerta de calor y de dolor salgo a la calle. No llevo vendaje porque no me entraba la sandalia, mi vestido corto, se hace más corto al ir un poco agachada y mi marido brilla por su ausencia.
Primer encuentro. En todas las familias hay una tía que permanece escondida todo el año, y durante ese periodo de enclaustramiento se deja crecer el bigote. No envejece porque nació con ochenta años, por eso lleva el mismo vestido a todas las bodas, y tampoco se ha casado, porque sabe lo que se cuece al haber ido a todas las bodas.
-¡Hola bonita!- Muac, muac.
Dos surcos cruzan mi cara donde antes estaba el maquillaje.
-¿No vas un poco corta?
De gracias que llevo bragas, pienso yo.
-Ven,ven que te voy a poner al día.
Enganchada a mi brazo sube conmigo al autobús. Miro desesperada a los lados en busca de ayuda, pero todo el mundo se hace el despistado. Cuando llego al restaurante se que fulanita se ha ido con el panadero, a menganito lo han echado del trabajo, y el de más allá se ha ido a vivir a la India (cosa que no me extraña).
Al borde de un colapso, busco con desesperación al camarero y agarro dos copas de vino. Una para mi, y la otra también. Cuando voy por la tercera y empiezo a sentir
-¿Dónde estás?
-Se han complicado las cosas, llego en diez minutos...
Ja y Ja, los diez minutos se convierten en cuarenta y a eso de las doce y cuarto aparece resoplando.
-Vamos, vamos ¿No ves la hora que es?
No, no me había dado cuenta , las cuatro horas que llevo esperando se me han pasado volando.
Salgo disparada, pero en mi camino se interpone el puto sofá.
-Joder, joooder...! (reproduzco lo más suave que dije ante la mirada atónita de mi familia)
Por segunda vez, me he roto el dedo meñique de mi pie. El dolor me llena los ojos de lágrimas, pero no hay tiempo de lamentarse.
-Ya te lo vendarás en el coche, tampoco es para tanto...
Que va, tan solo es un hueso, tengo muchos más.
-Yo cojo las maletas y tu al niño.
Cojeando llego al angelical niño que duerme espatarrado, lo voy a coger en brazos.....¡joder! (otra vez). Un tirón recorre mi espalda dejándome medio doblada. En ese momento me descubro una nueva habilidad:puedo formar una frase con un solo verbo, un par de artículos y más de quince tacos .
Bajo las escaleras como puedo, y llego al coche, que por supuesto no está en la puerta, faltaría más.
-Toda la tarde en casa y todavía tengo que esperar por ti.
¿Y esos dos se van a casar? Si pudiera correr (que no es el caso) saldría disparada y no pararía hasta llegar a Tombuctú, pero entre la espalda y el dedo, me meto dócilmente en el coche y no digo ni mu.
Parada en la gasolinera. Me he vendado el dedo en movimiento y con el cinto puesto,me he tenido que agachar, y por un momento creo que voy a quedarme así de por vida.
-Tienes que salir a pagar
-No puedo moverme
-No traje la tarjeta...y cómprame un bocata que no he cenado, y algo de beber...
-Mamaaaaa, quiero un chocolate caliente (jodio niño, ya se despertó)
Con un balanceo de caderas nada sensual y medio encorvada hago acopio de enseres y vuelvo al coche. En movimiento de nuevo.
El chocolate es de esos que tienes que agitar para que caliente, con dos anillas como las de las latas. Leo las instrucciones que están en alemán. Tiro de la argollita.....el chocolate aterriza en mi vestido, en mis manos , en mi ropa interior y chorrea por mis piernas. Me las apaño como puedo y tiro de la siguiente quedándome con ella en la mano.
Mi marido se enfada, el niño llora y yo me tomo dos ibuprofenos que es lo único que tengo.
2:30, por fin llegamos.El vestido está duro como una piedra, mi ropa interior también , tengo los muslos pegados , el dedo morado y la espalda doblada, pero mañana voy de boda.
SÁBADO TARDE
Hace una hora que estoy arreglada, pero como el cosmos es así, acabo vistiéndome a la carrera y llegando tarde a la ceremonia.
Entro por la puerta de la iglesia palpándome el culo, ya que no estoy segura de haberme puesto las bragas. No hay sitio así que me siento al final.
La iglesia no es tan grande ¿porqué no veo nada?
Respuesta: Tres "jovencitas" me tapan la visión con sus moños descomunales adornados con flores y plumas. Ya se porque sus bolsos son tan pequeños, lo que necesitan lo llevan guardado en el pelo.
Paso toda la misa balanceándome de un lado a otro, intentando buscar un hueco. Mala idea. Cuando me tengo que levantar mis lumbares dicen que leches. El señor que tengo detrás, no sabe nada de mi odisea, y al ver que no me levanto en los momentos indicados, me considera una hereje, y no se corta un pelo en decirme en voz alta la poca vergüenza que tengo.
Quiero que acabe la misa, y el día, y la semana, y el mes... ¿Cuánto falta para el 2011?
Muerta de calor y de dolor salgo a la calle. No llevo vendaje porque no me entraba la sandalia, mi vestido corto, se hace más corto al ir un poco agachada y mi marido brilla por su ausencia.
Primer encuentro. En todas las familias hay una tía que permanece escondida todo el año, y durante ese periodo de enclaustramiento se deja crecer el bigote. No envejece porque nació con ochenta años, por eso lleva el mismo vestido a todas las bodas, y tampoco se ha casado, porque sabe lo que se cuece al haber ido a todas las bodas.
-¡Hola bonita!- Muac, muac.
Dos surcos cruzan mi cara donde antes estaba el maquillaje.
-¿No vas un poco corta?
De gracias que llevo bragas, pienso yo.
-Ven,ven que te voy a poner al día.
Enganchada a mi brazo sube conmigo al autobús. Miro desesperada a los lados en busca de ayuda, pero todo el mundo se hace el despistado. Cuando llego al restaurante se que fulanita se ha ido con el panadero, a menganito lo han echado del trabajo, y el de más allá se ha ido a vivir a la India (cosa que no me extraña).
Al borde de un colapso, busco con desesperación al camarero y agarro dos copas de vino. Una para mi, y la otra también. Cuando voy por la tercera y empiezo a sentir
náuseas, me doy cuenta que no hace ni cuatro horas desde que me tome el anti-inflamatorio que me recetó el médico.
Antes de la cena, estoy vomitando como una condenada.
A pesar de haberme pintado los labios, acicalado un poco y salir con una sonrisa, ante los ojos de los invitados soy una hereje, una sinvergüenza y ahora una borracha.
Mantengo el tipo como puedo, y al llegar a los postres noto un hormigueo en los labios. Mi marido no deja de mirarme, y me dice en un susurro:
-Creo que deberías ir al baño
Cuando me miro en el espejo me quiero morir. La alergia al marisco se ha cebado con mis labios que lucen como los de Esther Cañadas, pero sin el cuerpo de la modelo.
Me lavo en un intento de quitar los restos mientras dos lágrimas solitarias van a su bola. Cuando me vuelvo a mirar, me falta las 3/4 partes del maquillaje, y el rimel waterproof, ha dejado de serlo. No se si salir o ahorcarme con la cadena del water ( mierda ahora ya no tienen cadena), así que salgo.
Necesito irme, pero el señor que ha descubierto la barra libre, no piensa lo mismo.
Me agarra como si fuera un ternero, y se pone a bailar Paquito el chocolatero. La copa que lleva en la mano se derrama encima de mi vestido, y sirve para apagar la quemadura que ha hecho con el cigarro. Al saltar por el susto me pisa con un cuarenta y cinco, y grito retorciéndome. Todos gritan conmigo pensando que jaleo a mi acompañante.
Finalmente, cuando logro llegar a la mesa, parece que he venido de la guerra.
Mi marido en un acto de amor sin límites, me lleva a casa a las seis de la mañana, porque no me ve buena cara.
-Necesitas un cambio-me dice.
¿Qué puedo hacer?Si lloro hasta que me duela el pecho , seguro que me sale una conjuntivitis, y encima me pondré mala. Y ya lo dice mi jefe, ir a trabajar enfermo es muy jodido, pero hay que ir.
Conclusión:paso de todo, me pongo el mundo por montera y me río de mi misma, que es muy sano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario